ESPEJO DEL FINAL
Perdonadme si me despojo
de mi primer nacimiento,
pero un augurio de exilio enmascarado,
ha decidido vestirme con su disfraz
de cotidiano silencio,
sintiendo que en los párpados
se me muere la voz.
Tenéis que pensar que regresarán
mariposas con viento en las antenas,
que agitarán sus filamentos de seda
acribilladas por agujas de infancia,
y que en los hospitales de adiós,
un olor de gangrena
nos traicionará en los labios.
De dónde naceremos nuevamente,
qué cruel geografía se concatenó
en torno a las tapias de nuestras calles.
Seremos nosotros los agriones,
las libélulas lunares que pululan
en los epílogos del amanecer,
o quizá los emigrantes del polvo
que como alcotanes voraces adulan al sol.
Sólo sé que los sueños se me encogen,
que ocupo un espacio predestinado
a las gargantas con vocabulario de arena,
a las puñaladas con futuro de títere,
a los azules versos de cristal.
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