LA PARTIDA
Después de la risa un silencio enterrado.
Los lamentos.
Las voces.
Los sueños.
Siempre navegando con velas de color negro.
Rito amargo y funerario. Lo lamento.
Sus ojos eran de brisa. Dardos de amor y de muerte.
Los vientos llorarán sin voz. Calladamente.
Y entonces su perfume de roca se aleja,
entre versos amargos que ya no responden
y el frío glacial que seca mi boca.
La llamaré respirando el aire humedecido,
donde ya sus cabellos se perdieron,
y después volaré a recuperarla.
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